Santa Evita. / Tomás Eloy Martínez

El personaje de esta novela es un cuerpo. Un cuerpo que, con la muerte, cobra una dimensión inesperada y redifine en forma mítica a la mujer que en vida. Esta obra cuenta por primera vez el larguisimo calvario que sufrío este cadáver embalsamado y retrata en forma admirablemente vivida a los personajes que acompañaron su perigrinaje: militares que enloquecen y asesinan para no perderlo; manos anónimas que depositan velas encendidas y flores silvestres en cada escondite del cadáver; peluqueros, actores fracasados; encargados de la cabina de proyección de un cine; carceleros de la Patagonia, un embalsamador que se niega a abandonar su obra maestra. Todos ellos desfilan en las páginas de este libro, sin dejar de mencionar a la Evita niña, la actriz provinciana dispuesta a conquistar a Buenos Aires, la protectora de los pobres, la primera dama odiada y admirada, la más magnética de las mujeres argentinas.