Para Oirte y Mirarte Mejor. La Industria Radial y Televisiva en El Salvador. 1926-2000
Tipo de material: TextoIdioma: Español Detalles de publicación: SAN SALVADOR, EL SALVADOR : ASDER, 2000Edición: 1a edDescripción: 320 p. ; 27 cmTema(s): Clasificación CDD:- 384.54 V297
Tipo de ítem | Biblioteca actual | Colección | Signatura | Copia número | Estado | Notas | Fecha de vencimiento | Código de barras | |
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Libro | Biblioteca Rafael Meza Ayau | Colección General | 384.54 V297 2000 (Navegar estantería(Abre debajo)) | Disponible | Comprado en febrero 2006 a Clásicos Roxsil | 37094 | |||
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Este libro escrito por una pluma joven de gran prestigio, me refiero a Jorge Vargas Méndez, contiene parte de la historia de nuestro querido El Salvador, enmarcada dentro de un siglo completo, es decir del lo. de enero de 1900 hasta nuestros días, cuando finaliza el año 2000. Asimismo, contiene la historia de la radiodifusión salvadoreña (radio y televisión), a partir del lo. de marzo de 1926, fecha que por primera vez las ondas hertzianas cubrieron el espacio radioeléctrico de El Salvador, penetrando en todas las clases sociales de la población, en las cuales ese memorable día quedó grabado en forma imperecedera, la inauguración y por consiguiente la salida al aire de la primera radiodifusora de El Salvador y Centroamérica: A.Q.M., siglas que correspondían a las iniciales del gobernante Dr. Alfonso Quiñónez Molina. El equipo transmisor de A.Q.M. (ahora Radio Nacional de El Salvador) tenía una potencia de 500 watts en onda larga (AM), que fácilmente permitía cubrir todo el territorio nacional, pero lamentablemente existían muy pocos radio-receptores. El inicio de las transmisiones radiofónicas de A.Q.M. (Radio Nacional de El Salvador), el 1 o. de marzo de 1926, se puede catalogar como un gran acontecimiento histórico, y podríamos afirmar que esta emisora vino a revolucionar a un país que se encontraba alejado de la realidad nacional e internacional por la falta de un vehículo de comunicación que al instante viniese a despertar, en todo el sentido de la palabra, a un pueblo que vivía adormecido, creando los cimientos de la primera revolución de actitudes y acciones por parte de la opinión públ ica, la cual empezó a moldear tomando en cuenta que posteriormente fue autorizada la operación de las siguientes radiodifusoras: YSP La Voz de Cuscatlán; YSR La Voz de El Salvador; YSO La Voz de la Democracia; YSF Radio Vanguardia; YSI Radio Intercontinental; YSC Ondas Deportivas y Populares; pero en especial la salida al aire de YSU Radio 1,050, del ingeniero Raúl Trabanino, que inició sus transmisiones en diciembre de 1946, siendo su presencia un paso fundamental para la incipiente industria de la radio en El Salvador, dándole un gran impulso al medio radial. La segunda revolución creada por la radio, se originó con la llegada de los radio-receptores transistorizados que funcionan con baterías, lo que permitió a las personas del campo, arar o sembrar junto con el aparato de radio de transistores a la espalda, dándose cuenta de lo que ocurría en nuestro país, en Centroamérica y en el mundo entero en forma instantánea al través de las agencias noticiosas que transmitían al mundo las noticias por la vía radio-telegráfica. La tercera revolución fue suscitada por la televisión que en forma no imaginable junto con la radio, fueron cambiando en forma increíble las actitudes de la población. Es importante hacer notar que el autor del libro, en forma hábil, nos introduce en tres momentos históricos muy interesantes que están relacionados con el destino de nuestra patria. Primero, la alegría, la esperanza, el entusiasmo y, más que todo, la fe que tenía el pueblo al final del siglo XIX (31 de diciembre de 1899), por la llegada de un nuevo siglo XX que se acercaba aceleradamente con su bagaje de ilusiones y anhelos por un futuro mejor, donde la tecnología ha impuesto sus condiciones. Segundo, el surgimiento de la radiodifusión (radio y televisión), los medios de comunicación más rápidos que perm iten que todos los países del mundo se informen en el mismo instante, acerca de los sucesos que ocurren en cualquier punto del planeta Tierra, y que pueden ser operados con energía eléctrica o baterías, tanteen la transmisión como en la recepción. Y el último momento que el autor del libro nos hace vivir, es el de refugiarnos dentro de un Ser Divino que es todo amor y ese es Dios. Este momento se vivirá a plenitud cuando dentro de pocos días millones y millones de personas que poblamos el planeta Tierra, tengamos la oportunidad de recibir al nuevo siglo con los brazos abiertos, con te y esperanza, y un gran optimismo. Serán las nuevas generaciones las que llenarán de ilusiones el 31 de diciembre de este ano 2000, a la espera de un nuevo siglo que traerá bajo su brazo la fórmula mágica que nos permitirá disfrutar de este mundo en paz, trabajar y realizarnos dentro del progreso humano como verdaderos hermanos hijos de Dios. Un privilegio que el Supremo Hacedor nos otorgará a quienes logremos disfrutar a plenitud esos instantes de gozo, alegría y enorme satisfacción. El futuro siglo encontrará a nuestro querido El Salvador, uno de los países más pequeños del globo terráqueo con apenas 21,000 ki lómetros cuadrados de extensión territorial, pero bello como ninguno: con todos sus medios de comunicación avanzados y modernos. La televisión con quince estaciones y casi doscientas estaciones de radio en amplitud modulada y frecuencia modulada. Un fenómeno increíble en un país con territorio tan pequeño. Todos ellos viven y subsisten gracias al empuje de los empresarios de radiodifusión, el 95% de ellos aglutinados dentro de la Asociación Salvadoreña de Radiodifusores (ASDER), a quienes se debe la superación, el progreso y el sitial de honor de la radiodifusión que el pueblo les ha otorgado con su preferencia. Entre ellos podemos citar a Fernando Alvayero Sosa, Edmundo Nussen, Raúl Trabanino. Ricardo Ramos. Boris Eserski, Enrique Salazar, Felipe Ochoa Valenzuela, Joaquín Aparicio p., Roberto Castañeda Alas, Juan Miguel Aguilar Anaya, Ernesto Gamero Martínez, Manuel Antonio Flores Barrera, Alfonso Rivas Cañas, Tolín Meardi, Betty Suárez, Manuel de Jesús Salazar, Jorge Zedán, Chito Vega; y el creador de la famosa frase: Está comprobado... no se puede vivir sin radio, mi buen amigo Mario Ellerbrock. Para todos ellos mis respetos y el agradecimiento de un pueblo que abora disfruta del progreso de una industria de radiodifusión pujante y profesional, orgullo de este lindo país que se llama El Salvador.
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