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La civilización del espectáculo/ Mario, Vargas Llosa

Por: Tipo de material: TextoTextoIdioma: Español Detalles de publicación: Perú, Alfaguara, 2012.Descripción: 226 p, ; 24 cmISBN:
  • 9786123090340
Tema(s): Clasificación CDD:
  • 808.832 V297
Contenidos:
Metamorfosis de una palabra La civilización del espectáculo Breve discurso sobre la cultura Prohibido prohibir La desaparición del erotismo Cultura política y poder El opio del pueblo
Resumen: ¿cómo se expresa la civilización del espectáculo en diferentes áreas de la vida personal y colectiva? Los ejemplos que pone el autor deberían ponernos a pensar. Enunciemos algunos de ellos. En la actual civilización es normal y casi obligatorio que la cocina y la moda ocupen una buena parte de las secciones dedicadas a la cultura, y que los chefs, modistos y modistas tengan ahora el protagonismo que antes tenían los científicos, los compositores y los filósofos. Las estrellas de la televisión y los futbolistas ejercen sobre las costumbres, los gustos y las modas la influencia que antes tenían los profesores, los pensadores y los teólogos. Los deportes han adquirido una importancia que en el pasado solo tuvieron en la antigua Grecia; la diferencia con nuestra época es que ahora, por lo general, la práctica deportiva se hace a expensas y en lugar del trabajo intelectual (los partidos de fútbol sirven, sobre todo, como los circos romanos, de pretexto y desahogo a lo irracional). En la política se ha experimentado una banalización acaso tan pronunciada como en la literatura, el cine y las artes plásticas. El político de nuestros días, si quiere conservar su popularidad, está obligado a dar una atención primordial al gesto y a la forma, que importan más que sus valores, convicciones y principios. En el ámbito de la sexualidad, predomina el sexo sin amor y sin imaginación; para muchos, sobre todo las nuevas generaciones, el acto sexual se ha convertido en un deporte o pasatiempo, un quehacer compartido que no tiene más importancia que la gimnasia, el baile o el fútbol. En el periodismo, las noticias pasan a ser importantes o secundarias no tanto por su significación económica, política, cultural y social, sino por su carácter novedoso, sorprendente, insólito, escandaloso y espectacular. Hay que observar que el ensayo de Vargas Llosa no solo es una crítica a la cultura dominante que privilegia el ingenio sobre la inteligencia, las imágenes sobre las ideas, el humor sobre la gravedad, la banalidad sobre la profundidad, lo frívolo sobre lo serio; sino también es una voz, que parece clamar en el desierto, para que la figura histórica del pensador y el intelectual vuelva a tener vigencia en la configuración de la conciencia colectiva. De este, como productor de alta cultura, se espera que, frente al fanatismo, el fundamentalismo, el dogmatismo y sectarismo de distinto signo, ponga —desde su libertad de espíritu— su dosis de racionalidad, criticidad, creatividad y sensibilidad en los distintos ámbitos de la realidad.
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Tipo de ítem Biblioteca actual Colección Signatura topográfica Copia número Estado Código de barras
Literatura Literatura Biblioteca Rafael Meza Ayau Colección Roberto Murray Meza 808.832 V297 2012 (Navegar estantería(Abre debajo)) 01 En proceso físico 71996

Metamorfosis de una palabra
La civilización del espectáculo
Breve discurso sobre la cultura
Prohibido prohibir
La desaparición del erotismo
Cultura política y poder
El opio del pueblo

¿cómo se expresa la civilización del espectáculo en diferentes áreas de la vida personal y colectiva? Los ejemplos que pone el autor deberían ponernos a pensar. Enunciemos algunos de ellos. En la actual civilización es normal y casi obligatorio que la cocina y la moda ocupen una buena parte de las secciones dedicadas a la cultura, y que los chefs, modistos y modistas tengan ahora el protagonismo que antes tenían los científicos, los compositores y los filósofos. Las estrellas de la televisión y los futbolistas ejercen sobre las costumbres, los gustos y las modas la influencia que antes tenían los profesores, los pensadores y los teólogos. Los deportes han adquirido una importancia que en el pasado solo tuvieron en la antigua Grecia; la diferencia con nuestra época es que ahora, por lo general, la práctica deportiva se hace a expensas y en lugar del trabajo intelectual (los partidos de fútbol sirven, sobre todo, como los circos romanos, de pretexto y desahogo a lo irracional).

En la política se ha experimentado una banalización acaso tan pronunciada como en la literatura, el cine y las artes plásticas. El político de nuestros días, si quiere conservar su popularidad, está obligado a dar una atención primordial al gesto y a la forma, que importan más que sus valores, convicciones y principios. En el ámbito de la sexualidad, predomina el sexo sin amor y sin imaginación; para muchos, sobre todo las nuevas generaciones, el acto sexual se ha convertido en un deporte o pasatiempo, un quehacer compartido que no tiene más importancia que la gimnasia, el baile o el fútbol. En el periodismo, las noticias pasan a ser importantes o secundarias no tanto por su significación económica, política, cultural y social, sino por su carácter novedoso, sorprendente, insólito, escandaloso y espectacular.

Hay que observar que el ensayo de Vargas Llosa no solo es una crítica a la cultura dominante que privilegia el ingenio sobre la inteligencia, las imágenes sobre las ideas, el humor sobre la gravedad, la banalidad sobre la profundidad, lo frívolo sobre lo serio; sino también es una voz, que parece clamar en el desierto, para que la figura histórica del pensador y el intelectual vuelva a tener vigencia en la configuración de la conciencia colectiva. De este, como productor de alta cultura, se espera que, frente al fanatismo, el fundamentalismo, el dogmatismo y sectarismo de distinto signo, ponga —desde su libertad de espíritu— su dosis de racionalidad, criticidad, creatividad y sensibilidad en los distintos ámbitos de la realidad.

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